Yellow Days

Frank Sinatra cantando Yellow Days en los años 60´ es un recuerdo clásico. Sea con su pequeño sombrero de paja sonriendo para la foto de un álbum, o en el Tropicana del Bronx durante alguno de sus intentos fallidos de imponerse al desdén de la sofisticada y altanera upper class de New York, que no lo quería.

Es extraño, pero Gay Talese –también un autor clásico en especial por sus indagaciones acerca de Sinatra- no escribió sobre Yellow Days, quizás distraído por alguna mucama guatemalteca en un hotel de Los Angeles que lo apartó de las investigaciones referidas a la vida del cantante. Por lo menos algo así puede inferirse de la entrevista que le hiciera Katie Roiphe para The Paris Review en el verano del 2009– Gay Talese, The Art of Nonfiction No.2– en la que el maestro descaradamente confiesa su desatención. Sospecho que para darle fuerza al reportaje. Él sabe cómo. (I had just gotten to the Beverly Wilshire in Los Angeles to begin researching my piece on Frank Sinatra. I hear a knock on the door. It’s the night chambermaid. She comes in to turn down the bed and to place a piece of chocolate on the pillow. And this chambermaid is gorgeous. She’s a strong, lean woman from Guatemala, about twenty-two years old, who speaks English with a heavy accent and wears a wonderful striped skirt. I have a conversation with her. Then I find myself writing about these women who work for the Beverly Wilshire, many of them quite beautiful, and most of them from faraway places, who each day are immersed in the luxurious and privileged lifestyles of the hotel’s guests. So here I’m supposed to be working on Frank Sinatra, but this whole drama about hotel rooms and chambermaids, that’s in there too).

La letra de Yellows Days toma inopinadamente el amarillo como el color apropiado para la evocación del brillo especial y suave de la luz del sol, partiendo de la memoria de un enamorado, cuya felicidad es seguida por un súbito adiós lacrimógeno, la soledad, el vacío de la vida, el lamento, adónde fueron a parar aquellos felices días amarillos, la risa de su amada que ya sólo es un eco y se los recuerda, porque ahora ha quedado solo y su corazón quiere saber por qué. Algo así. Puro palabrerío zonzo. Llanto carente de la amargura del tango, o de la dulzura del bolero.

Por aquel entonces no nos interesaba el contenido de la lírica. La voz de Frank bastaba para expandir las hormonas, fueran las parejas heterosexuales o no. Tony Bennet también cantaba Yellows Days. Pero de su versión pocos se acuerdan. No surtía el mismo efecto. Aunque los entendidos digan que Tony era el mejor de todos.

Alan Berstein figura como autor de Yellow Days. Lo que hizo en realidad fue apropiarse con descaro (escribiendo la versión inglesa) de La Mentira, de Álvaro Carrillo, canción conocida también como Se te Olvida, o Cicatrices. Una célebre composición de versos robustos, latinos, que no añoran días amarillos felices, sino que enfrentan con virilidad el abandono y la traición de la amada. Todo el mundo la conoce. La Mentira ha trascendido las barreras generacionales.

Se te olvida que me quieres a pesar de lo que dices pues llevamos en el alma cicatrices imposibles de borrar. Se te olvida que hasta puedo hacerte mal si me decido pues tu amor lo tengo muy comprometido pero a fuerza no será. Y hoy resulta que no soy de la estatura de tu vida y al dejarme casi, casi se te olvida que hay un pacto entre los dos. Por mi parte te devuelvo tu promesa de adorarme ni siquiera sientas pena por dejarme, que ese pacto no es con Dios. Y hoy resulta que no soy de la estatura de tu vida y al dejarme casi, casi se te olvida que hay un pacto entre los dos. Por mi parte te devuelvo tu promesa de adorarme ni siquiera sientas pena por dejarme que ese pacto no es con Dios”

La invocación del amarillo como espejo del amor, en la versión en inglés, no deriva de un giro idiomático, o de un significado especial del lenguaje. Simplemente relaciona las viejas caricias  con los días soleados en un paisaje que el autor supone amarillo. Esa es su evocación. En soledad.

Porque sucede que el amarillo no es, precisamente, un correlato apropiado del amor. Yellow Days debió llamarse mejor Sunny Days, o I loved you madly, sunshine, porque lo de yellow fue una equivocación, que afortunadamente pasó inadvertida para los amantes de Sinatra, a quienes no nos importaba lo que decía, ni siquiera pretendíamos entenderlo. Sólo queríamos que su voz despertara el deseo de la cortejada. O, según pasan los años, soñar que pudimos ser amigos de Sinatra. O haberlo conocido para agradecerle los favores recibidos. Aunque no fuera un ejemplo de buena persona. Eso decían.

El amarillo es uno de los colores primarios, asociado tradicionalmente con infortunios varios, no con momentos felices. En todo el mundo a la prensa sensacionalista se la denomina prensa amarilla, usando el color como descalificador. En el teatro es el color de la mala suerte, porque Moliere murió vestido de amarillo cuando representaba su obra El Enfermo Imaginario. Uno se pone amarillo cuando tiene un ataque al hígado, o aún peor cuando está malamente enfermo. El amarillo, por lo demás, representa desprecio. Y cobardía, en especial en idioma inglés (you wellow coward!). El amarillismo es una práctica camaleónica que inmortalizó Chico Novarro precisamente en su tema El Camaleón.

En nuestro país se recuerdan las espectaculares corbatas amarillas de Carlos S. Menem, como símbolo de la década del ´90. Y todas sus derivaciones posteriores. En idioma español, no hay vestigios de amor en el color amarillo, aunque convengamos que aún sin amor por estos días es el color que lo ha inundado todo. Carteles, remeras, globos y vinchas. Festejos porteños y santafecinos, cómicos incluidos (no hay amor, pero sí risa). También habrá vítores cordobeses amarillos el domingo que viene. Cualquiera sea el resultado de la elección mediterránea.

El amarillo se ha convertido, en la desvaída política argentina, en una suerte de impensado elector. El dueño principal del color –erigido por los medios, y los dirigentes propios y extraños como El Gran Elector- ha cambiado su imagen, se lo ve más culto y fluido, distendido, mezclando seriedad con diversión.

Estas semanas, al menos, él es más que los demás. Ha teñido de amarillo las deshilachas campañas presidenciales que se pondrán a prueba en las elecciones del 14 de Agosto, una mega encuesta sin sentido pagada con los dineros públicos que amenaza aburrir a la gente por la metralla semanal de actos eleccionarios.

Azules, colorados, negros y blancos (el gobierno nacional incluido) han quedado seducidos ante el color amarillo.

Al menos por un tiempo.

Rindiendo pleitesía al genio creador: don Jaime Durán Barba.

Touché

28 pensamientos en “Yellow Days

  1. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Gracias Carlos. El sitio está un tanto inactivo en cuanto a cosecha propia, pero de vez en cuando subo buena literatura. Hoy en Literatura pueden leerse dos poemas de Vicente Huidobro

  2. Carlos Flores

    La cancion de yellow days salio en Pandora y me acorde de la version de Javier solis. Quise buscar que version vino primero pero parece ser que ni en wikipedia tienen algo. Despues me encontre con este articulo y me encanto. No sabia de este sitio pero ahora que lo encontre voy a estar de regreso, se ve muy interesante.

  3. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Oportuno -como siempre- apunte de Mario Cerrutti Gianetto, un hombre que navega la vida con renovado optimismo, enarbolado resplandecientes banderas culturales

  4. Mario Cerruti Gianetto

    Coincido con que el amarillo-estando al ejemplo de van GOGH-serìa supuestamente color de la locura.El pintaba simplemente los girasoles y les daba un fuerte color amarillo,que por otra parte era el color natural de las flores.El genio,ya estaba dentro de la locura.Ya se habìa autoamputado una oreja y se la habìa enviado a un frustrado amor.Pero no puedo menos que recordar ese gigantesco cuadro visto en la Capilla Sixtina,de Rafaello SANZIO,representando la batalla del Puente Milvio,con el triunfo de Constantino sobre Majencio Y ESA CRUZ CON UN FONDO ORO EN EL CIELO,CON LA LEYENDA «IN HOC SIGNO VINCES».El color oro,es una variable de amarillo.Como se vè,tambièn puede significar esperanza y redenciòn.No ùnicamente locura.Si de locura se trata,se le debe endilgar a Majencio.Basta leer pàrrafos de su vida.Mario Cerruti Gianetto

  5. Variopinto

    Felicitaciones. El tonto y los sabios es un buen blog, ameno, buenos cuentos, y opiniones políticas sin crispación. Lo sigo de vez en cuando. Polak deja huella por donde pasa.

  6. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Bueno, gracias Tato. Tranquilidad. Acá no puede reprobar un parcial de la cátedra, como en el pasado. Es un sitio. Pero puedo rechazar un comentario suyo… Take it easy. Con el debido respeto, se lo digo

  7. Tato Damario

    No pude comentar a tiempo esa joya Yellow Days, me ganaron de mano un montonazo de sabiondos célebres, juristas, pensadores, poetas. Me dejaron mudo justo a mí, que nunca me quedo atrás, en especial porque engancharon a Sinatra con el Mudo verdadero; aplaudo yo también de pie no solamente a la anécdota, sino a El Tonto y los Sabios, y al profe Polak, su creador, aunque la última vez me llamara al orden mal, con crueldad me comparó en la nota anterior con los lectores que comentan en los foros de La Nación, cruz diablo, ¡ay San Roque que ese perro no me mire ni me toque!

  8. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Es de lamentar el infortunio y la frustración de Patricio Asensio Vives, quien por un momento se creyó acosado por una guatemalteca. Abrazo solidario y de agradecimiento por su lúcido y divertido comentario

  9. Rodolfo Nadra

    Aunque no esté incluida en el texto, la referencia es parte implícita de la realidad, Federico. Excelente artículo, para distender un poco tanta crispación. Por lo demás, y desde el mismo enfoque, presumo que la anécdota de Adolfo, con sólo nacer ya es cierta. Es la magia de la escritura que perdura por sobre la imaginación, más aún hoy con este soporte alucinante de la web. Yo ya estoy aplaudiendo. Y de pié.

  10. patricio asensio vives

    Monumental el comentario y sus reflexiones sobre yellow days !
    Empero, me pliego a que no hubo error : el amarillo (algo parecido al color que cayó del cielo conforme Lovecraft, aunque en éste caso otoñal) es al que nos remiten la nostalgia del verano y sus amores…
    Respecto de la anécdota del O’Rondeman, parece nomás que fue así, incluida la visita al Abasto del inolvidable Frankie en 1981.
    AGUANTE «EL TONTO Y…» Abrazo,Patricio.-
    PD: Golpean a mi puerta,pero no es la camarera guatemalteca sino el oficial de justicia..

  11. Alvaro de Lamadrid

    Muy buena interpretación y análisis.
    El amarillo es el color del lujo y si se lo tiene que asociar a alguna acción o forma de vivir, tiene que ver con la fiesta, o con el vivir de fiesta en forma permanente.
    Es la banalidad licenciosa y frívola, apolítica, camuflada desde una pretendida neutralidad. De ahí que el color se asocia por algunos con la felicidad.
    Será que la gente cree que la política debe brindar felicidad?

  12. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Nuestra sospecha que Ruben (quien «postea» más abajo) pudiera ser Rubén «El Bachiller» Carrasco, ha quedado desvirtuada por datos fidedignos. Este es otro Ruben, por lo que sus comentarios elogiosos y su fidelidad al sitio tienen el valor agregado de ser sinceros.

  13. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Delicioso aporte de Adolfo Tamini. Si la anécdota fuera cierta, otro calificativo que el de «impresionante» no correspondería. De lo contrario (y de cualquier manera), quien se haya tomado el trabajo de imaginarla y ponerla en blanco y negro, merece una interminable y estruendosa ovación.

  14. Adolfo Tamini

    Hola Federico. Hoy leí la nota. Qué placer¡¡¡¡¡¡. Te dejo esta anécdota sobre Sinatra, que tengo guardada entre los mails que no borro. Aclaro que en su momento (finales de 2010) consulté a un “sabio” en Gardel; y me dijo que se trata de una anécdota no confirmada.

    En 1934 Carlos Gardel estaba viviendo en la ciudad de Nueva York. Había llegado desde Francia, contratado por la cinematográfica Paramount a fines de realizar una serie de películas para el público hispanoparlante. Entre filmación y filmación Carlitos mataba el tiempo cantando por radio. A principios de ese año la prensa neoyorkina anuncia que habrá dos nuevos programas en la cadena WEAF-NBC a partir del 14 de enero, los cuales serán un programa semanal con la orquesta de Richard Hommer y la segunda nueva programación incluirá la presentación de Carlos Gardel , barítono argentino (textual), todos los día a las 21 horas. La National Broadcasting Corporation (NBC) era un poco como Radio Belgrano en la Argentina : ni tan populachera como Radio Porteña ni tan finoli y nariz levantada como Radio El Mundo. Decenas de millones de yankis seguían sus programas de costa a costa tratando de olvidar las penurias de la Gran Depresión.

    Es entonces que a ver y escuchar el programa de Gardel llega una noche de ese gélido invierno de 1934 un muchacho venido de la barriada de Hoboken en la vecina Nueva Jersey. Se trata de Francesco Albertino Sinatra Agravantes, hijo de genovesa y siciliano que a sus apenas 18 años de edad no ha dejado macana sin hacer: ha sido expulsado la escuela tras innumerables amonestaciones por su caracter provocador. Sus incursiones laborales: camionero, repartidor de diarios, cadete, etc. terminaban siempre en el abandono de todos esos trabajos. Al filo de la ley, es un pibe rápido pa los mandados, sobre todo los de los mafiosos de cabotaje, lo que le lleva a tener mas de una entrada en las comisarías. En plena juventud, Frank Sinatra anda a los tumbos por la vida.

    Si esa noche concurre a los estudios de la NBC a escuchar a Gardel, es un poco porque le gusta la música y un mucho porque quien le insiste en ir para alejarlo de las malas compañias, es su novia Nancy Barbato, que tambien desciende de inmigrantes italianos, nacida en Nueva Jersey.

    Sinatra queda embelesado al escuchar a Gardel y cuando termina el programa se atreve a acercarse junto a Nancy para saludarlo. Medio en italiano y medio en castellano se establece el diálogo. Gardel le pregunta a que se dedica y Sinatra calla, notandosele avergonzado. Nancy entonces le cuenta a Gardel que su novio está desperdiciando su talento ya que tiene una voz muy hermosa, y en vez de cultivarla anda todo el día con otros muchachones de dudoso vivir. Gardel entonces le pone una mano en el hombro y le dice a Sinatra: -«Mirá ragazzino, cuando yo tenía tu edad, andaba allá en Buenos Aires como vos andás ahora en Nueva York. Pasaba todo el día en compañía no muy recomendable cerca del mercado de Abasto, con squenunes como los que vos frecuentás. Especialmente con unos malandrinos genoveses, los fratelli Traverso, cuyo padre tenía una fonda llamada O´Rondeman, que era una guarida de la Mano Negra , la Camorra y tutti cuanti. Logicamente cada dos por tres me portaban en galera. No te voy a decir que ahora soy un santo, pero el cantar no solo me dio fama y fortuna, también me apartó de ese ambiente donde solo me esperaba pudrirme en la carcel o morir violentamente».

    Sinatra lo escuchaba atentamente y en algún momento se atreve a preguntar: -«Mister Gardel, ¿usted que me aconseja que haga?».

    Gardel le contesta: – «Por lo pronto ragazzino, aprovechá que estás aquí en la radio y anotate en un concurso de cantantes que creo que se llama «Major Bowes Amateur Hour». Hacelo ragazzino que con probar nada se pierde».

    Sinatra le hizo caso Se presentó a ese concurso acompañando al trío Three Flashes, que para la ocasión se hicieron llamar Hoboken Four (todos vivían en ese barrio de Nueva Jersey) y ganaron el primer premio, lo que les llevó a una gira patrocinada por el programa. No obstante, por desavenencias con el resto de sus compañeros, a los tres meses Sinatra abandonó la gira. Pero ya la simiente de su fulgurante carrera artística estaba plantada gracias al oportuno consejo que le diera ese barítono argentino en los pasillos de la NBC

    Muchos años después de estos episodios, el consagradísimo en todo el orbe Frank Sinatra llegó en agosto de 1981 por primera vez y unica vez a la Argentina y debutó en el Luna Park de Buenos Aires ante 20.000 personas en un concierto que interpretó sus más famosas canciones. Se sintió muy identificado con nuestra gente. Afirmó que apreciaba a los argentinos. Le gustaba el asado y el vino -de hecho, lo calificó de excelente-. Según La Voz , el espectáculo que dio en el Luna Park fue uno de los mejores shows que había hecho desde hacía mucho tiempo. Cuando subió al escenario, comentó: -«Se me puso la piel de gallina». ¿Por que tanta generosidad con este pais al que recién llegaba y no estaría en el mas que unas cuantas horas Muy pocos supimos que el día anterior, convenientemente camuflado para tratar de pasar de incógnito se hizo llevar hasta la zona del Abasto. Había pedido previamente al agregado cultural de la Embajada de EE.UU. que lo acompañaba, que tratara de ubicar donde había estado el café O´Rondeman. Este lo condujo a la esquina de Aguero y Humahuaca, donde un terreno baldío dejaba ver entre yuyales viejos cimientos. En la fría tarde porteña, Sinatra sacó de su sobretodo una amarillenta entrada de un espectáculo radial de 1934, la besó, la puso en tierra y para asombro de todos chapurreó en un castellano casi fonético : -«¿Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy, el pardo Augusto, Flores y el morocho Aldao… los guapos del Abasto rimaron mi cantar».

    Y en voz fuerte para que todos lo oyeran La Voz agregó:

    -«Thanks for helping me to live, Mister Gardel».

  15. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Muchísimas gracias a Néstor Grancelli Cha por lo que dice de Yellow Days y en especial acerca del sitio. Esperamos una segunda colaboración suya. La primera, muy celebrada, lleva por título «¿Retorno del Brujo?». Un relato real que inauguró nuestra sección Literatura, y mantiene -supongo que cada vez más- su vigencia.

  16. N:Grancelli Cha

    Muy, muy bueno el artículo. El Sitio, como Gardel, cada día mejor.
    La observación de que el amarillo es el color de la locura por cierto que se interpretaría como explícita ALUSIÓN A LA POLÍTICA.
    Siendo así, resulta insoslayable otra alusión: el cambio del rojo de las camisas del chavismo por un amarillo acorde con los tiempos… Como siempre, Federico Polak NOS DESLUMBRA con sus iniciativas.
    Nestor

  17. Federico G. Polak Autor de la entrada

    ¡Qué lindo lo que dice Rubén! Sospecho que se trata de un querido amigo de toda la vida, que omite su apellido. Un pariente del Bachiller Sansón Carrasco, o el mismo bachiller, según Alejandro Dolina

  18. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Muchísimas gracias a Felix Sergio del Duca por su comentario. Siempre se puede arrimar algo para la política desde el arte o el pensamiento intelectual. Es lo que pretende este sitio.

  19. del duca felix sergio

    excelente su comparación, y que desde una canción de un exquisito FRANK SINATRA poder llegar a una conclusión política, gracias por hacerme participe

  20. felipe yofre

    Excelente el artículo. Quien lo escribió sabe de música. Recuerdo que Sinatra grabó el tema con Duke Ellington en una versión inolvidable.También es correcto que en Nueva York no lo querían a Frank; tuve el gusto de escucharlo en un recital en el mitológico Radio City de Nueva York en 1992 con un teatro semi vacio.Yo esperé a que saliera por la puerta del costado y me tendió la mano desde su Cadillac.

  21. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Y el amarillo es, por sobre todo y definitivamente, el color de la locura. Domina el paisaje inmortal de Vincent van Gogh. Pero me pareció que incluir la referencia en el texto se interpretaría como una explícita alusión política

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