Somos Todos Asesinos

Somos todos asesinos es el título de una película de André Cayatte. Un alegato contra la pena de muerte. Los que saben de cine dicen que no se trató de una gran realización artística ni estética, pero lo cierto es que puso blanco sobre negro el punto de vista abolicionista de la cuestión, una de las  más controvertidas de la historia. Lo era en los años 50 (se filmó en 1951), y lo sigue siendo todavía. Supongo que lo será siempre.

Pocos recuerdan el contenido del film. Muchos de nosotros ni siquiera lo vimos, pero de una u otra forma hemos recibido el legado de su título. Cuando enfrentamos titubeando infinitos asuntos escabrosos que retardan el progreso, o nos anoticiamos de horrendos sucesos extraordinarios,  en realidad ordinarios porque era previsible que sucedieran, pero nada hicimos para evitarlo, nuestras conciencias se estrujan, se sienten atrapadas, entre rejas, y nos recuerdan que, en mayor o menor grado, somos culpables de lo que sucede. El legado de la película no es pues su contenido, sino el título, utilizado muchas veces como un ariete, un estandarte, una bandera en procura de cambiar el curso de las cosas.

Por caso, recuerdo vívidamente a Dante Panzeri, cuando era director de El Gráfico, poniendo como copete de una nota de alegato contra la violencia en las canchas Todos somos asesinos, seamos todos reeducadores, ilustrando la columna con la foto de un esculpido y pétreo full-back de Boca con un rival lastimado caído a sus pies, al que acababa de derribar (creo que ese full-back -o defensor central en la terminología moderna- era Edwards,  pero tal vez fuera Colman, su recio compañero de zaga, no podría corroborarlo sin una hemeroteca, porque mi colección de la revista la tiró a la basura –jubilosa- mi  madre , aprovechando la oportunidad una mudanza).

Ya pasaron varios días desde el desastre ferroviario del Once. Empezamos a olvidarlo. En realidad lo olvidamos de inmediato, salvo para poder cacarear enrostrándole la culpabilidad a otros. De los cuerpos aún calientes de los muertos nos alejamos pronto  para poder acusar al gobierno del desastre, en tanto el gobierno,, haciéndose el distraído, se la pasa diciendo que no tiene la culpa. Murieron 51 personas. Hubo más de 600 heridos. 51 y 600, apenas dos números. «Hay muertos que no se contabilizan» dijo el ministro del área. Estos sí.

El 22 de febrero todos fuimos asesinos, como siempre. Lo éramos antes, y lo seguimos siendo ahora, como lo fuimos invariablemente respecto a tantos otros asuntos a lo largo de dos siglos. Sabíamos que iba a suceder lo que sucedió.  Los ferrocarriles fueron dados en concesión a empresarios privados hace veinte años con la excusa de que daban pérdida y funcionaban mal. El estado siguió afrontando las pérdidas mediante el pago de subsidios. No hubo inversiones privadas o públicas. La gente viajaba mal entonces y siguió viajando mal después. En realidad todo el funcionamiento de los ferrocarriles fue empeorando gradualmente. Lo sabíamos todos.  Hubo dirigentes políticos que lo denunciaron y presentaron planes para la reconstrucción ferroviaria. Uno de ellos, cineasta, incluso filmó una película que tituló La última estación, pero a la que bien pudo ponerle Somos todos asesinos. La presentó en 2008. Se estrenó y fue un éxito. Los dvds circularon casa por casa y nos horrorizamos con la historia, porque lo que mostraba era eso, la historia de la destrucción de los ferrocarriles. El pasado.

Para observar el presente no es preciso recurrir al cine. Nos basta con ir a cualquier estación de trenes (no a la última a la que alude  con su metáfora el título de la película) para ver a la gente viajar como en la India de la película Gandhi, o de cualquier documental de aquella época, y de nuestra época. Viajeros colgados de las puertas y arriba de los techos. No viajando como ganado, sino peor que el ganado. No viajando como sardinas, sino como un remedo de seres humanos, acosados, agraviados, transpirados en vagones mugrientos. Mostrando el color y el olor de la pobreza a los que aludía la nota que dio origen a este sitio, y que se llama así, El Tonto y los Sabios.

¿Por qué esta afirmación de que  fuimos y somos todos asesinos? Porque sólo nos escandalizamos cuando sucede una tragedia, porque pasado el shock inicial lo único que hacemos invariablemente es buscar en el otro al culpable, sin medir el grado de responsabilidad que nos alcanza. Me refiero a todos. A los que tuvimos responsabilidades de gobierno, y a los que no las tuvieron. Porque todos sabíamos del estado del material ferroviario y no hicimos nada para impedir su uso. Apenas hubo alguna quema de vagones en protestas aisladas, pero jamás una firme y decidida actitud para terminar con el mal. También porque el estado hizo abandono confeso de sus funciones primordiales de control y regulación y se asoció al derrumbe y al reparto de los subsidios entre empresarios y funcionarios.  Y porque –por lo menos desde 2008, cuando vimos la denuncia cinematográfica- sabíamos cómo se había desenvuelto este asunto, adónde iba, y solo atinamos a quedarnos quietos esperando la realidad para verla por televisión.

Revisemos algunas de las cosas que pasaron con los trenes después del alegato fílmico de Pino Solanas, hasta los sucesos del 22 de febrero de 2012:

El 28 de febrero de 2009 en Constitución, una locomotora chocó a un tren que venía de Bahía Blanca. Hubo 14 heridos. El 31 de diciembre de 2010 un tren embistió el puente de Belisario Roldán, en los bosques de Palermo. 50 heridos. El 16 de febrero del año pasado un tren que iba a Junín se estrelló contra otro que estaba detenido en la estación San Miguel. 4 muertos y 50 heridos. El 4 de abril de 2011 chocaron una locomotora contra un tren en Lezama. 7 heridos. El 18 de agosto un tren chocó contra un ómnibus en Lomas de Zamora. 8 heridos El 13 de septiembre chocaron dos trenes y un ómnibus en Flores. 11 muertos y 200 heridos. El 2 de noviembre un tren de carga en Las Zanjitas, San Luis chocó a un micro. 8 muertos (6 chicas y dos profesores). 41 heridos. El 18 de diciembre una locomotora chocó a un tren detenido en Temperley. 18 heridos, incluido un bebe. Este año, antes de la tragedia de Once, el 4 de enero, en Pacífico, 8 personas quedaron heridas al caer de un tren en la estación Palermo.

Nuestra invariable reacción fue el desentendimiento, o la queja tibia, tal vez proferimos malos y obvios augurios, pero no hicimos nada más. Algunos atrevidos poblaron los correos de lectores de los diarios recordando la corrupción y los malos manejos de los negocios públicos, y los responsables del manejo de los negocios públicos le echaron la culpa a las administraciones anteriores.

Dirían nuestros abuelos: “todo más viejo que el caracú”. Historias repetidas. Historias criminales. Historias de asesinos. Es verdad, somos todos asesinos. Porque tenemos la capacidad de paralizar la ciudad e incluso tomar la plaza donde reside el gobierno para pedir una reparación de los derechos humanos de los hinchas de San Lorenzo. No es una broma. Decenas de miles de personas, quizás cien mil, se convocaron el Día Internacional de la Mujer no para celebrarlo, sino para acusar a la dictadura de haberlos despojado y pedir una ley de la Legislatura que disponga devolverlos a Boedo. Cubrieron las calles con entusiasmo inusitado para protestar porque un estadio de fútbol dio paso a un supermercado francés hace treinta años. No lo hicieron para parar las tragedias como las de Once, o de Cromañón, tragedias anunciadas, sino movidos por afanes futboleros.

Tengo claro que somos todos asesinos. Los que debieron controlar y los que permitimos que no se controle. Los que viajamos en tren o en subterráneo poniendo en riesgo nuestras vidas diariamente. Y los que no viajan también. No pretendamos desarrollar desde la nada una red de trenes similar a la de los trenes suburbanos norteamericanos, de doble piso y refrigeración. O la de los ingleses. Pero sí merecemos por cierto un servicio digno y seguro. Ese es un derecho humano esencial, que la opresión y la violencia del subdesarrollo impide ejercer. Se puede aceptar la pasividad de una comunidad cuando los regímenes son totalitarios, cuando la represión impone la cautela, pero no en el marco de un régimen democrático que creímos ingenuamente mejoraría con el tiempo, pero que año a año decae en calidad y compromiso.

Somos todos asesinos porque los parlamentos son cada vez peores, inactivos, iletrados, decadentes; porque cada presidente que sucede a otro retrocede, no avanza hacia el desarrollo y la modernidad.

Somos todos asesinos. Hemos asesinado hasta los sueños.

¿Qué diría de todo esto Dante Panzeri?  ¿Qué diría él, que se opuso a la celebración del mundial de 1978 y se murió cuando empezaba, una muerte que fue todo un símbolo? ¿Qué diría de una sociedad que reclama por un predio para ver fútbol y no se moviliza por la tutela de los derechos humanos esenciales, permanentemente pisoteados hasta por el funcionamiento del sistema ferroviario? ¿Qué hubiese escrito Panzeri ante una manifestación azulgrana que demostró una capacidad de movilización más fuerte y espontánea que cualquier convocatoria política?

Sospecho qué hubiera escrito. Que no servimos para nada. También, seguro, se me hace que si leyese estas líneas, diría que no sirven para nada. Escribir cualquiera escribe, diría, actuar demuestra arrojo, coraje y compromiso. Panzeri diría eso sí. Panzeri, el maestro más citado por los periodistas deportivos (sólo porque leyeron el título de uno de sus libros, El fútbol, dinámica de lo impensado); y el más olvidado porque el otro libro que escribió (Burguesía y gansterismo en el deporte) ni lo mencionan. Sé que diría eso porque que él mismo lo afirmó en las primeras líneas de su última publicación: “este libro no sirve para nada”

23 pensamientos en “Somos Todos Asesinos

  1. excinioxMeli

    Hola a todos
    Soy Marina , 27 años :)
    Estoy buscando un buen hombre. Si él existe…
    Me encanta el deporte y… Espero que entiendan

    http://loveepicentre.com/uploades/photos/photo_5217536504_1.jpg

    Es un foro interesante para mí , así que creo que tenemos las mismas aficiones
    Así que deja de chat.
    Mi dirección de correo es xmarina2013k@gmail.com, Skype *
    Por favor , envíame tus fotos!

    __
    Alta después:

    Esta fotografía es corrupta , lo siento!

    Por cierto, todas mis fotos aquí :
    http://loveepicentre.com/user/Popova/

    P.S. Y sobre ese tema «» tener algunas preguntas…

  2. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Gracias por su comentario, Dulce. Nosotros tampoco hemos asesinados nuestros sueños. Nunca lo haremos. Somos dos jóvenes y un adulto «mayor» manteniendo nuestros sueños de una Argentina moderna, un modelo de desarrollo inclusivo. La tragedia del Once nos conmocionó. La nota alertaba acerca de su olvido, que fue casi inmediato.

  3. Dulce Soledad Suárez

    Jamás he asesinado mis sueños. Ni lo haría. Aunque me sea difícil nada contra la corriente. Somos muchos, aunque no la mayoría, los que lo hacemos. Soy de quejarme y se que no es lo más común. El día de la tormenta, sentí olor a gas en el taxi en el que iba, le dije al chofer y «me invitó» a bajarme. Ejemplos así tengo varios, no usaría este medio para exteriorizarlo.
    Me encanta el sitio Federico Polak, pero permítame que le reitere; somos muchos quienes no asesinamos nuestros sueños.

  4. Rodolfo Nadra

    Estimado Euskal du Nak, amigo común con nuestro querido Federico: lamento mi pereza al no revisar más asiduamente esta página. Recién hoy me encuentro con su insólita réplica, “punzante, culta e inteligente” –pero también “osada”– a una simple y ordinaria opinión mía. Claramente, las dos oraciones centrales (con las que disentí con su manera de entender el texto de Polak) estuvieron precedidas por el verbo “creer” conjugado en primera persona. En el medio y en el mismo párrafo una tercera relativizaba, cortante y terminante: “Es mi opinión”. De modo que nunca escribí ni insinué que mi distinta visión excluyera la suya, por lo que podría haberse ahorrado tan erudita catilinaria de gratuitas descalificaciones e inoportunas desvalorizaciones (adjetivaciones que me endilga), además de atribuirme inclinaciones ocultistas, en contraste con las suyas, las que –más paquetas y épicas– devendrían de exclusivísimas y graciosas “chispas divinas” de Prometeo. Admiro la seguridad que asume acerca de sus terminantes convicciones. Yo no poseo esa virtud. No me creo dueño de La Verdad y menos aún supongo tener la certeza de ella. Me limito a defender las mía con humildad y argumentación, siempre con la mente abierta a enriquecerla (e incluso mutarla, llegado el caso) con los aportes de los que piensan diferente. Solo pretendo, o intento, interpretar justísimamente (no “justícimamente”) los hechos o ideas que caen bajo mi juicio. Tampoco, estimado Euskal, me quitan el sueño enigmas tan obvios (que comparto, claro) como los que enumera. Por el tono de su texto, sospecho también que la “inteligencia limitada” con la que se autoalude sobre el final, es más que nada otra ironía hacia mi persona que, como las restantes (como la de “infuso” que le provoca “gracia”) junto a sus temerarias frases asertivas (que sí semejan un “dictamen”), creo oportuno rechazar. Se fue al pasto, amigo, aunque insisto con mi idea de que es Ud. «Respetable» (como inicié mi controvertido comentario). Coincido plenamente que es de buen criollo admitir una equivocación, a lo que sinceramente lo invito. En honor a la cordura pero, sobre todo, a nuestro generoso anfitrión.

  5. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Punzante, culta e inteligente réplica de Euzkal du Nak, esta vez a Rodolfo Nadra, otro habitual visitante del sitio, tan osado, culto a inteligente como él. Gracias a ambos.

  6. euskal du nak

    Con permiso del señor profesor doctor don Federico Gabriel Polak y de todos los comentaristas, me voy a dirigir al señor Rodolfo Nadra y, tomándolo a él como paradigma, a mis contemporáneos y coterráneos en esa Buenos Aires que supiera ser, en pretéritos y olvidados tiempos, la Reina del Plata. Me dice el señor Nadra: «Creo que no entendió bien el mensaje del artículo». Ante el envite, le contesto a él y a todos los que se creen autorizados para expresarse en parecidos términos: permítame decirle, señor Nadra, que esa pretensión suya de pertenecer a los que sí entendieron, a los que sí saben, a los que sí recibieron el don de interpretar justícimamente los hechos y desde allí descalificar a los interlocutores (en este caso, el dicente) choca con mi visión de las cosas. Creo, en cambio, que soy el que tiene la razón y que es usted el que no entendió el artículo. Si usted cree pertenecer al Círculo Áulico, a la Logia Madre o a los Supremos Iniciados y se atribuye (per se et ante se) algún derecho a decir la Verdad revelada, le notifico que yo me atribuyo la representación (N.B.: sólo en este caso particular) de los protegidos por Prometeo. Me considero poseedor de parte de las chispas divinas que el Titán (y conste que no me refiero a Martín Palermo) le quitó a los dioses y nos repartió a los hombres. Por lo expuesto, que intente desvalorizarme diciendo que estoy equivocado y que «no entendí bien» algo que usted da por descontado que sí entendió bien (seguramente gracias a que es un infuso) me provoca la suficiente gracia como para que responda, con una sonrisa, a su divertida intervención. De haber sabido antes que estaba en contacto con un poseedor de la Verdad, le hubiera consultado sobre algunas de las cuestiones que me sacan el sueño, como ser si existe Dios, si American Express me va a dejar sacar dólares de los cajeros electrónicos en la ciudad de Mekka desde mi cuenta en pesos argentinos, si el hombre llegó a la Luna en 1969 o si vamos a salir campeones en el Torneo Clausura de este año 2012. En cuanto a los otros ítems de su comentario, se los doy por buenos, los acepto y no los rebato, porque mi limitada inteligencia no alcanza para hacerlo.- Recordándole que es de criollos considerar que el equivocado puede ser uno y NO NECESARIAMENTE EL OTRO, como desaventura usted en su dictamen, lo saludo atentamente.- Euskal du Nak

  7. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Gracias a todos por sus comentarios una vez más. Contesto en forma personal puntualmente los de Elmer Gantry y Euskal du Nak. Al primero le recuerdo que en ocasión de la quiebra del club, la hinchada de Racing manifestó dentro de su estadio y del terreno de juego del mismo, en 1999; no se movilizó por el centro de la ciudad, ni interrumpió el tránsito de una ciudad que acababa de ser escenario de una catástrofe ferroviaria. Respecto a quienes somos parte del problema, la nota incluye tanto a los que ejercimos la función pública, cuanto a los que no la ejercieron. Sospechaba acerca de la identidad de Elmer Gantry, quién había adoptado el nombre del célebre predicador de la novela y la película. Sus preferencias futboleras parecen confirmar ahora esa sospecha. Me alarma(porque es un amigo)el deterioro de su memoria: no recuerda que él también fue funcionario público, en una de las etapas más oscuras y violentas que viviera este país en los años 70. A Euskal du Nak: recuerdo la comida a la que alude tu comentario. También recuerdo que Alfonsín solía hablar de las responsabilidades compartidas, pero para nuestra suerte, cuando le tocó deslindarlas, promovió el ejemplar juicio contra las Juntas de comandantes, y también ordenó el inicio de acciones públicas para que fueran presos con ellos los jefes guerrilleros. A unos y otros, Menem los indultó después.

  8. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Agradecemos los comentarios subidos a esta nota. También agradecemos los correos electrónicocos enviados. Reiteramos lo que decimos siempre: nosotros preferimos los comentarios a los mails, porque le dan vida al sitio, pero respetamos la forma o elección para expresarse de cada uno de los que ingresa y emite su opinión.

  9. Juan Carlos

    Capo laboro Polak! Le falto agregar que el gobierno diría Somos Todos Inocentes, tomado de otra película: Doce Hombres en Pugna

  10. Osvaldo

    Coincido en mucho, hasta en la lamentable «desaparición» de la colección del Gráfico a manos de mi madre con excusa de una mudanza…a mi también me pasó !!!! En cuanto al fondo, el alma humana no ha cambiado en siglos y los problemas siguen siendo muy similares. Podremos solucionar algunos de esos graves problemas de la sociedad humana? Que no nos distraigan y profundicemos democrática y amablemente el debate sobre tales problemas y las alternativas de solución. Saludos cordiales

  11. Rodolfo Nadra

    Respetable Euskal: no me parece feliz su comentario autorreferencial. Creo que no entendió bien el mensaje del artículo, escrito con el sentido común y el corazón en la mano, no con el Código Penal. Es mi opinión. Creo que hay una metáfora desgarradora en el texto, muy lejana a una acusación puntual y colectiva de homicidio en sentido lato; y más distante aún de una supuesta nivelación arbitraria de responsabilidades. Insisto en mi coincidencia con Federico, y con Baraldo, en cuanto a que el texto «supera a la excelencia para golpear en lo más profundo de nuestra conciencia».

  12. Fresia Robinson

    Me encantó Federico!. Nunca un título tan bien puesto!: «somos todos asesinos» porque , al decir nada, implícitamente, dijimos que «estaba bien» y seguimos en silencio, enterándonos de que la corrupción, por ejemplo, ya alcanzó límites ininmaginables!. Suele decirse que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen y me inclino a pensar que esto es verdad, ya que más de la mitad votó a este Gobierno y, lo que es peor, le confirió la suma del poder (por las mayorías legislativas). Debemos hacer autocrítica, exámenes de conciencia y salir a la calle (si otro hubiera el signo político del Gobierno), los trabajadores ya estarían estarían pidiendo «que se vayan todos». Cosa que -por otra parte- pedimos en el 2001 y están todos. Hace falta conciencia crítica, educación y éste es un deber ético que tenemos todos los que hemos tenido el «privilegio» (eso pasó a ser en Argentina, la educación) de educarnos porque lo que está en juego es el futuro de nuestros hijos. Como siempre, un placer leerlo. Gracias por el Post y reciba un fuerte abrazo.

  13. federico baraldo

    Me cuestar calificar al texto, pues su contenido crítico supera a la excelencia para golpear en lo más profundo de nuestra conciencia.
    Frente a la muerte se evaporan las excusas. Ignoro qué es lo que merecemos, pero tengo claro que las tragedias son consecuencia de la irresponsabilidad, pésima administración y falta de control por parte del Estado. Países con menores recursos brindan servicios y asistencia digna a sus ciudadanos. No hace falta mirar al primer mundo. Uruguay es un ejemplo.

  14. Elmer Gantry

    Si hubieran sido los de Racing no estarías tan critico, cachafaz!
    Con el 54% el rey hace lo q quiere y vos no tenés autoridad intelectual
    para quejarte! Vos SOS parte del problema!

  15. Euskal du Nak

    «Cuervo tarado,
    «cuervo tarado,
    «Fuimos a tu cancha
    «Y encontramos un mercado…»

  16. Euskal du Nak

    Raúl salió, a principios de 1984, a decir que todos éramos culpables de lo que había pasado entre quién sabe cuándo y 1983. En esa comida en la que estuvimos juntos, la Historia, Ángel Federico Robledo, él, usté y yo en el Club, le dije a Raúl que NO era así (me habían sentado frente a él -rompiendo la etiqueta de ese tipo de cenas-). Ahora le digo lo mismo a su sitio de Internet. NO todos fuimos o somos asesinos, ni en 1900 ni en 2000. A lo sumo somos miserables, somos cobardes, somos cómodos, somos indiferentes. Pero somos inimputables de homicidio. Los que deben responder son los que cobran sueldo, los que tienen prebendas, los que son -como dirían los romanos- próceres. Siguiendo la plebeya sabiduría del Código Penal, los que tienen la obligación de denunciar y no lo hacen. ¿Asesino de quién puedo ser yo, que una vez por semana tomo el tren desde Pacífico hasta Retiro, para ir a Comodoro Py? ¿8 minutos de mirar gambas criollas y generosos escotes morenos, con la corbata en el bolsillo y el celular escondido y apagado, me convierten en asesino? NO mi querido ensayista, soy un homicidado, como lo es usté, aunque no se desplace en subte o en tren y sí lo haga en su regia voiturette. Patricios y plebeyos, blancos y morenos, Übermenschen und üntermenschen, cada uno en su andarivel, cada carancho en su rancho y cada lechón en su teta / es el modo de mamar. Me reservo, como alguno de los compañeros del Nazareno, el derecho de tirar la primera piedra.-Saludos. Euskal du Nak

  17. Valeria Marquez

    Doctor….me pareció muy interesante su nota …me quedo con esta frase: » Pero sí merecemos por cierto un servicio digno y seguro»… algo tan básico y parece complejo de que nos lo brinden, a nosotros los ciudadanos.

  18. Juan Carlos Secondi

    Muy bueno el tema y el desarrollo con el cual coincido totalmente. Dentro de mi subjetividad ligada conceptualmente y durante toda mi vida a la entrega del tiempo no libre en la construcción y desarrollo de entidades de bien público, este artículo cala hondo al menos en mi imaginario personal, y desearía agregar una reflexión al título «Somos todos asesinos», porque también está demostrada nuestra capacidad colectiva para «asesinar instituciones» que representan a conglomerados de gente que sueñan con el bien común con criterios de excelencia para generar y transferir conocimientos en beneficio exclusivo de la sociedad. Mientras tanto, muchas instituciones educativas, científicas y culturales no gozan de la atención creciente y permanente del Estado y de los propios beneficiarios: En esto subyace la deficiente educación en todos los niveles porque no logra insertar el concepto participativo de las transformaciones positivas que son sólo dependientes de proyectos de largo plazo. Por ello, interpreto que el asesinato por accidentes con fecha propia,con enormes pérdidas de vidas, conviene ampliarlo, porque el asesinato de instituciones implica la muerte de utopías sociales y puede que en menor grado, de aspiraciones colectivas. Y unos y otros son hechos cotidianos que a pocos o a nadie grupalmente interesa y menos aún a los gobiernos que diluyen las responsabilidades pasándolas a terceros o dejándolas en la memoria del tiempo,liviana en la mayoria pero innegable en la historia.

  19. Raúl Mauro

    Nunca tan bien utilizado un título para reflejar una realidad del Argentino, TODOS SOMOS ASESINOS, los gobernantes por someter al pueblo social y culturamente y el pueblo por no darse su lugar como conjunto, sino buscar la promoción individual. Todo lo dicho en el artículo es lamentablemente verdad, pero hay otras verdades que podemos discutirlas.
    Los FFCC dieron ganancias, pero en su momento, y aún actualmente, fueron y son factor de poder y de aprovechamiento económico de la elite sindical.
    Hago también incapié en las falencias culturales de la sociedad porque además de tolerar y apoyar con su voto a los gobernantes que la sometieron, cuando tienen una oportunidad de cambio, en el caso ferroviario la colocación de coches nuevos, al poco tiempo generalmente desvían el foco de la ira contenida destruyendo «la oportunidad»

  20. Rodolfo Nadra

    Conmovedoramente correcto. La exactitud de los datos es lo de menos, Adolfo. Tampoco se enumeran los gobiernos responsables de semejante desastre (comenzando por el de un estadista hoy indiscutido). Se trata de las responsabilidades colectivas que al cabo terminan siendo individuales. Somos todos asesinos por no haber hecho lo suficiente, o nada, por evitar lo inevitable. Ese es el mensaje que dejó el título de la película de Cayatte, y que descarnadamente y autoincriminándose rescata Federico.

  21. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Contestamos a Adolfo Gastonllo: hemos hecho esa reseña colectando datos de Internet. Es probable que so sea completa. Pero sirve a los efectos que la nota indica. Estimaríamos la complete, de todas formas. Desde ya, gracias

  22. Adolfo Gastonllo

    No se si los datos acerca de los accidentes ferroviarios están completos. Me parece que faltan dos o tres, pero no me acuerdo de las fechas, si fueron antes o después del 2009

  23. Tato Damario

    Si, este es un pais sin remedio. Lo de los cuervos fue horrible, no se podía transitar por el centro, un día de semana. Hubieran ido por Avda de la Plata hasta el Carrefour

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.