Napoleón, Goethe y el joven Werther

                                                                              

“Sólo amamos lo individual: de ahí el gran placer que nos proporcionan los relatos, confesiones, memorias, cartas   y anécdotas de personajes del pasado”

                                                                                   (J.W.Goethe)  

      El 2 de Octubre de 1808, en el marco del célebre Congreso de Erfurt, se produjo el encuentro entre Napoleón Bonaparte y Goethe que fue más tarde motivo de infinitas reflexiones y comentarios por parte de personalidades tales como Emerson, Paul Valery, Talleyrand  y Rafael Cansinos Assens,  el recordado maestro de Borges.

      El primer detalle que llama la atención de los comentaristas, es que cuando el poeta  comparece ante el emperador, éste lo observa por unos segundos y exclama:

          –––– “ Vous  êtes un homme!  (¡Usted es un hombre!)”

         Es probable que hubiera querido emular a Diógenes el Cínico quien “buscaba  a un hombre” en medio de la populosa ciudad y él también, en medio de tantos poderosos a los que había doblegado viera en el gran escritor “un verdadero hombre”, de otra naturaleza. También es posible que se sintiera impresionado por la apostura varonil de Goethe que no era la típica de los poetas del romanticismo, o que quisiera decir “he aquí un gran individuo que posee la humanidad por excelencia: el genio”, como, sin duda, lo poseía él mismo. Resulta muy interesante leer en la autobiografía del propio Goethe el recuerdo de este día, escrito de manera telegráfica, dando cuenta de lo acontecido como quien escribe una obra de teatro, y su observación del emperador de quien dice entre otras cosas:

             “ Debo hacer notar, en general, que en el curso de nuestra conversación hubo de impactarme la diversidad de sus manifestaciones, pues rara vez escuchaba sin moverse, sin menear la cabeza pensativamente o decir Oui o c´est bien o algo por el estilo, así como tampoco debo olvidar que después de decir algo añadía: Qu´en dit Monsieur Goethe?” 

        El segundo detalle  es que Napoleón manifestó haber leído varias veces el Werther de Goethe, novela epistolar, célebre en su tiempo, cuyo nombre completo es “Los sufrimientos del joven Werther”, comentándola con bastante detalle y conocimiento. Luego le preguntó refiriéndose a un fragmento de la obra:

      ––––  “¿Por qué escribió usted eso? Es contrario a la naturaleza”

     Goethe nunca dijo a qué parte de la novela se refirió Napoleón. Eckermann en sus extraordinarias “Conversaciones con Goethe” le pregunta si se refirió al pasaje en que Carlota envía a Werther la pistola con la que, finalmente, se suicidará, pero el poeta no le responde, diciendo que prefiere guardar el misterio, aunque muchos hayan interpretado esa respuesta como afirmativa En el contexto en que se formula, “ contrario a la naturaleza” parece significar “ contrario a la naturaleza humana”,  ya que la obra sobre la que recae ese juicio transcurre a través de las cartas enviadas por el protagonista a diferentes destinatarios en las que se traduce su carácter abúlico, enamorado sin esperanzas de Carlota que  terminará con su auto aniquilación. Goethe responde cortésmente mostrando un aspecto técnico de su trabajo:

           “Quizá se le pueda perdonar al escritor el que se valga de un recurso difícil de descubrir con el fin de producir ciertos efectos, que no podría lograr por vías sencillas y naturales”

       Podemos preguntarnos qué entendía un hombre como Napoleón por “naturaleza humana”. Quienes lo conocieron destacan su excepcional capacidad para conocer a los hombres a un golpe de vista y de  hacerlos caer bajo su yugo usando las palabras adecuadas. Sin duda el encuentro con Goethe es prueba de ello, ya que el poeta llevará ese encuentro en su memoria como un instante único entre todos los de su vida  así como la condecoración de la Legión de Honor que el emperador le entregó. Pero también en ese mismo Congreso de Erfurt Napoleón subyugó al zar Alejandro de Rusia, más tarde su enemigo y al gran poeta Wieland, aunque de forma diferente. Con respecto a este último, se cuenta que el Corso lo vio en un teatro lleno de gente y entre los cientos de personalidades que estaban allí preguntó quién era ese hombre. Cuando se le comunicó que era Cristopher M. Wieland exclamó “¡el Voltaire de Alemania!”. Luego pidió conocerlo y habló durante una hora y media con él a solas, gracias al dominio que el ya muy anciano poeta tenía del francés. Durante mucho tiempo, dio que hablar en Alemania la diferencia de actitud entre los dos grandes escritores, destacándose que Wieland fue un “verdadero patriota alemán” mientras que Goethe, acorde a su carácter individualista,  se limitó  a sentirse halagado por las palabras de su interlocutor, ya que lo que más anhelaba era su propia gloria individual. Sin duda, la posteridad fue más generosa con Goethe que con Wieland, pero  Napoleón le dedicó mucho más tiempo y atención a este último y condecoró a los dos con la Legión de Honor.

   Tengo para mí que muchos aspectos, sino todos, los de la novela de Goethe pudieron parecerle a Napoleón “contrarios a la naturaleza humana” o a su naturaleza, si es  que el hombre es la medida de todas las cosas. En efecto, este joven romántico relata en sus epístolas  sus desencantos en el amor, en el trabajo, en la búsqueda de un sentido de la vida, hasta su final trágico. ¿Hay algo más ajeno a la naturaleza de ese hombre de excepcional destino cuya vocación era la acción, la guerra, la conquista del mundo conocido y que ignoraba por completo esa angustia fáustica  del “hombre que ha leído todos los libros”?

   En ese mismo encuentro hay otro detalle notable. Alguien refirió que Goethe había traducido el “Mahoma” de Voltaire al alemán y lo calificó como gran obra. “Nada de gran obra” espetó Napoleón, pues “es impropio que el dominador del mundo se describa a sí mismo en términos tan desfavorables”. Luego expresó su crítica contra los dramaturgos que hacen participar al Hado, al Destino como móvil de la acción.

––––  “¿A qué venir con el Destino? En nuestro tiempo el Destino es la política”–– dijo

   Tal vez estos comentarios que han sido tan criticados no sirvan como visión literaria o intelectual, pero no cabe duda de su  interés histórico y psicológico. Goethe por su parte, cuya superioridad intelectual es indudable, se mantuvo en silencio.

    Lo que nos impacta y seduce de este encuentro es, en primer lugar, su carácter simbólico ya que las variables relaciones entre los intelectuales y los poderosos del mundo y sus matices es antigua como la humanidad misma. Por otra parte, estas tres “almas arquetípicas” constituyen una especie de fresco de la naturaleza humana. Napoleón, el hombre de acción, el estratega dominado por una excepcional “voluntad de Poder”, Goethe, el genio de las letras, el cortesano en el buen y en el mal sentido de la palabra, acompañado y completado por su criatura, el Werther, tan distinto de él por cierto, y por todos las otras: Meister WilhelmEduardo, Otilia y Carlota de las “Afinidades electivas” y, sobre todo, por su genial Fausto.

  Rafael Cansinos Assens, traductor de Goethe, sugiere que ese encuentro tiene para el poeta el valor de “el instante supremo” a cambio del que Fausto, el hombre hastiado de la ciencia y de los libros a los que ha dedicado su vida, firmará con su sangre  el pacto fatal con Mefistófeles, ese diablillo, mero funcionario del infierno como lo define magistralmente, quien le promete servirle en este mundo a cambio de su alma que le servirá en el más allá. Si quisiéramos verlo desde el punto de vista de Napoleón, nos sería casi imposible imaginar ese instante crucial al cambio del cual pudiera firmar el pacto, en qué batalla, en qué conquista, en cual de sus extraordinarias arengas, frente a cual de los grandes interlocutores de su época con los que pudo departir. Ese instante Fáustico en el que el hombre es capaz de “sentirse satisfecho de sí mismo” y decirle al instante “Detente, eres tan bello”, será siempre el gran misterio.

    Se ha dicho de Goethe que “ni los hombres ni los Dioses fueron crueles con él”. No podríamos decir lo mismo de su personaje ni del otro participante del encuentro.

 

 

22 pensamientos en “Napoleón, Goethe y el joven Werther

  1. Norberto

    Conocía el encuentro. Parece que al llegar Napoleón para el congreso de Erfurt entró a caballo en la ciudad y Goethe, que lo había visto desde un balcón, dijo después:» He visto al sol». Al preguntarle Napoleón porque lo hizo suicidar a Werther («es contrario a la naturaleza»),Goethe le dio a entender que,si no, se hubiera tenido que suicidar él, porque el relato es medio autobiográfico.

  2. Claudia Farias Gómez

    Recibí los comentarios y mails en los que se me criticaba esa expresión. Quise decir que Goethe era un intelectual y Napoleón no, ya que sus comentarios acerca de libros y obras de teatro es, en general, como tantas veces se dijo, un poco «tosca». En ese sentido, creo que a eso se refiere el Sr. Ardiles. Es una pena que no hayan escrito en la página las críticas porque aclararía el debate. Quiero aclarar que no me referí a que fuera «más inteligente que Napoleón» ya que es obvio que son dos estilos de inteligencia distintos. Gracias y saludos a todos

  3. Anselmo Ardiles

    Por recomendación de M.S.M. leo este artículo de Claudia Farías G. Me pareció muy interesante y, leyendo el de Otelo, veo que es un estilo de su autora el de las asociaciones inesperadas y originales. La felicito. Soy estudioso de Napoleón y de la Historia de Francia en general. Cuando la autora se refiere a la «superioridad intelectual de Goethe», creo que no se refiere a «inteligencia», sino a que el poeta era un «intelectual» a la manera del Siglo XIX y Napoleón un hombre de acción. Aclaro esto y, a la vez, pregunto, ya que abrió un pequeño debate entre M.S.M., y otros amigos que lo leyeron y se mostraron descontentos con esa afirmación. Saludos y felicito a los responsables de la página.

  4. Claudia Farias Gómez

    Gracias M.S.M. y A.V. por sus comentarios. Aprendí mucho de M.S.M. acerca de Napoleón, ya que es un gran estudioso sobre ese tema. Saludos a todos y gracias al Sitio y a Federico Polak por recibirnos en un espacio tan enriquecedor.

  5. M.S.M.

    Leyendo este artículo sobre un tema que alguna vez comenté con la autora ya que soy admirador de Napoleón y estudioso de su vida, encuentro el comentario del Sr. Anchorena, que, me parece, expresa algo que quería decir al leer «Verdi, Otelo y los otros». La autora hizo una lectura original de lo sucedido y, creo, en eso radica la creatividad. Saludos Cordiales

  6. A.V.

    Me gustó mucho el artículo. No conocía este encuentro, que , según parece, es familiar a los lectores. Las discusiones son,con todo respeto, un poco delirantes. Comparto con P.Liebau el comentario: creo que la autora peca de un exceso de moderación y paciencia!!!!Son, en esta época, cualidades admirables. Saludos para todos

  7. V.M. De Anchorena

    Felicitaciones a la autora. Vuelve a dar muestra de su originalidad al imaginarse a Napoleón en el lugar de Fausto. Esas combinaciones impredecibles y sorprendentes, hacen que algunas cuestiones conocidas, como lo es el encuentro de Napoleón y Goethe, al ser abordadas por Claudia, parezcan nuevas. Las disputas entre algunos lectores le agregan interés y encanto a la página. Aunque una señora se ofendió conmigo, reitero que son divertidísimos los comentarios. Saludos Cordiales para todos

  8. P.Liebau

    Entré a la página esperando encontrar comentarios sobre el Colón Ring ya que estuve de viaje, y me encuentro con mi apreciado Von Nack. Me pregunto si lo que usted dice es en serio o es portador de una especial clase de humor. En ambos casos el resultado es lamentable.
    De todas formas, lejos de ofenderme con sus improperios, los encuentro divertidos y creo que le agrega al sitio un aporte muy nuestro, para bien y para mal.
    Coincidimos en su saludo a la autora, y esa metáfora un tanto vulgar es cierta: una jugadora de toda la cancha. Saludos cordiales para todos

  9. Euskal du Nak

    Claudia Farias Gómez. ¡Muy bueno lo suyo! Un jugadora de toda la cancha. Permítame besar su mano. Atentamente, Euskal du Nak

  10. Euskal du Nak

    P. Liebau. 1- Claro que son macanas. 2- Con Aristóteles me llevo pésimo. Prefiero a Edgard Rice Burroughs (¿leíste «Bajo las lunas de Marte», las aventuras de John Carter en Barsoom?), igual aprobé Filosofía con Sobresaliente 10, diploma de oro, medalla de honor, las dos orejas y el rabo. 3- Las fallas de mis razonamientos que denunciás me hacen creer que voy por buen camino. 4- Buscá Göthe Institut en Internet y disfrutá. Igual mi abuela se llamaba Göthe, aunque no te guste, y era muchísimo más alemana que el bacalao pill pill, el txistu legüero y las abarkas. 5- Me preguntás (esas son las preguntas que sólo hacen los bobos o los que saben la respuesta) si puede algo ser verdadero y falso al mismo tiempo y bajo un mismo aspecto. Te diré que la respuesta ya se dio cuando los alemanes aún vivían en los árboles. 6- El gasto en Sotheby’s no parece haber servido de mucho al espíritu de alguien que se arroga el derecho a decir que mis razonamientos presentan ciertas fallas, cuando esas son las cosas que alguien, con 5 centavos de clase, se calla hasta que la tumba nos separe. 7- En cuanto al trato, te hubiera tratado de Milord o de Mein Herr, si no hubiera sido porque saliste con los tapones de punta a acusarme de MACANEO. Ahora, bancátela. Como no te da el cuero para sostener la canchereada, seguirás siendo «vos». 9- De todas formas, como fuiste tan inteligente como para darte cuenta que Alexandre Chatrian no le hubiera dado ni cinco de bolilla a un tipo como Göthe, y menos escribiría sobre el tema, te saludo.- Euskal du Nak

  11. P.Liebau

    Gracias a la autora por su comentario en el que de modo elegante y elíptico me da la razón, pero le recuerdo, como lectora de Aristóteles que es, que tanto el exceso como el defecto son negativos en el plano de la virtud. Ella señala mi falta de moderación y yo, con todo afecto, me permito señalar su exceso de moderación al responder a las absurdas cuestiones que se platearon, y tratar de cerrar con un «moño» aludiendo al Werther de Massenet para no agredir o responder de manera directa y cortante. De todas formas, se disfruta su capacidad de razonamiento y uso del lenguaje. Saludos cordiales para todos.

  12. Claudia Farias Gómez

    Leí con antención los mensajes de P.Liebau y Von Nak. Creo, con respecto a las afirmaciones sobre el modo de escribirel apellido Goethe, que, como dice el Sr. Von Nak, puede haber ido cambiando el nombre familiar desde formas más arcaicas hasta llegar a la grafía actual, o a la del tiempo del poeta que es apenas el Siglo XIX, muy poco tiempo si consideramos la antiguedad de las culturas europeas.
    En cuanto a la discusión sobre Chatrian, no creo que sea cierto que Goethe le haya confesado nada ni que se hayan conocido, ni por el contexto de lo escrito por el propio Goethe parece posible que se hubiera referido al aspecto del personaje, si bien dice que Napoleon se refirió a diversos pasajes de la obra y que la comentó con detalle. Teniendo esto en cuenta, puede ser que entre las cuestiones tratadas, haya mencionado el traje característico del protagonista, que tan bien describe el Sr. Von Nak. Me agradó que lo haya traído a colación, ya que hace poco vi en París la opera «Werther» de Massenet, en la que el interprete llevaba esa indumentaria. Saludos cordiales para todos y a mi estimado compañer P.Liebau, tan amigo de las polémicas, le pido, con el mayor afecto, que modere el tono. Saludos cordiales para todos

  13. P.Liebau

    Estimado Von Nak:
    1- Le reitero mi pedido de mencionar el libro en el que leyó lo de Alexandre Chatrian, ya que lo considero, con todo respeto, un invento suyo. Chatrian no conoció a Goethe y no creo que haya mentido en algo tan facil de descubrir.
    2- He vivido en Berlín y no recuerdo haber visto el nombre de Goethe en ninguna parte escrito como usted alude al Goethe Institut de esa ciudad. Al mismo tiempo, le recomiendo que lea la Lógica de Aristóteles ya que su razonamiento presenta ciertas fallas. En un comentario anterior, usted dice que «La lengua alemana no tiene quien la defienda». Ahora sale con que el Goethe Institut de Berlin tiene «la justa». ¿ puede algo ser verdadero y falso al mismo tiempo y bajo un mismo aspecto???
    3- Existe el apellido Göthe, pero es más usual en Suecia. También hay familias de ese nombre en Alemania pero son otros, no los del poeta, por lo que no viene al caso escribir un nombre tan conocido como a usted le da la gana.
    4. Por esas cosas de la vida, tengo una carta manuscrita de Goethe, comprada en Sotheby’s por mi familia materna hace muchos años, cuando en nuestro país se podían pagar fortunas enormes por esos gustos del espíritu, y no he notado que usara diéresis al firmar.
    5- Por último: no me agrada que me tuteen sin haberlo acordado antes. Recuerdo que Claudia Farías Gomez, la autora de la nota que da lugar a esta discusión, solía «abusar»agradablemente de la ancestral costumbre de las familias patricias de tratar de «usted» aún a los amigos cercanos. No sé si continúa haciéndolo, pero prefiero eso a la vulgaridad del tuteo indiscriminado (esto es una simple disgresión)
    Me disculpo con todos por haberme extendido e invito a Claudia a dar su opinión en este tema(aunque ya la sé o creo saberla)
    Saludos a todos y a las responsables del Sitio

  14. Dulce Soledad Suárez

    Bellísima literatura; muy buen manejo del idioma e interesante el mensaje, justo para quienes leemos «con los ojos bien abiertos».
    Gracias a la autora por compartir y a todos quienes hacen «El tonto y los sabios»,
    un cordial saludo,
    Dulce Soledad Suárez

  15. Euskal du Nak

    LIEBAU. Que de Lieb no tiene nada.

    1) Mirá, cancherón, lo de macaneo atribuíselo a Alexandre Chatrian. Ël el es autor del comentario. A lo mejor Göthe se lo dijo precisamente porque Chatrian era un niño o a lo mejor los papeles macanean, no sería ni la primera ni la única vez.

    2) En cuanto a cómo escribo el apellido Göthe, dado que así lo hacía él; que esa es la forma en que se escribe el nombre del Göthe Institut de Berlín (y se supone que ellos tienen la justa); que ninguna de las reforma idiomáticas impone reglas para escribir los apellidos de forma diferente a como se lo ha hecho con anterioridad; que ese es el apellido de mi Oma María y que, en definitiva, hago lo que me parece sin tener que darle cuenta de mis actos a los necios, Göthe está bien escrito.

    3) A la recíproca, no molestes a los artistas con provocaciones.

    Euskal du Nak

  16. P.LIEBAU

    Me encuentro despues de cierto tiempo con nuestro estimado von Nak, maestro de un arte muy nuestro: EL MACANEO. Este «señor», muy suelto de lengua, cree iluminarnos acerca de algo que los eruditos y estudiosos de la vida de Goethe no habían hecho hasta ahora: dilucidó el antiguo misterio del episodio acerca del cual Napoleón se refirió con la expresión «contrario a la naturaleza», con una estupidez que no tiene parangón, diciendo que se refirió a las ropas de Werther. Le digo: ja,ja. Y no sólo eso, sino que, sin referir la fuente de la que proviene su afirmación, nos dice que «se lo confesó a Alexander Chatrian». Muy bien. Si tomamos en cuenta que Chatrian nació en 1826 y Goethe murió en 1832, llegamos a la conlusión extraordianaria que el anciano maestro, tan poco dado a las confesiones, se sinceró con un niño frances de seis años!!!!!!! Querido von Nak, le pido que nos aclare estas cuestiones y, sobre todo, que nos diga si existe alguna razón para ecribir el nombre de Goethe como lo hace. Y un último pedido. Si no tiene algo interesante para decir, limítese a leer el artículo (pienso que no lo hace distraído por su ansia de protagonismo) y a enviar cordiales saludos, como le envío yo a usted y a todos.

  17. Euskal du Nak

    Göthe siempre se lo ocultó a todos, pero se lo confesó a Alexandre Chatrian, que a Napoleón le parecía «contrario a la naturaleza» que un hombre serio anduviera todo el tiempo vestido de camisa blanca sin corbata, pantalón gris, saco azul con botones dorados y ¡¡¡chaleco amarillo!!! El atuendo habitual del joven Werther repugnaba al rudo soldadote que, en el fondo, era el Emperador.-
    Atentos saludos.
    Euskal du Nak

  18. Claudia Farias Gomez

    Muchas gracias por los comentarios y observaciones y al Dr. Polak por publicar esta nota. Saludos cordiales para todos.

  19. P.Liebau

    Felicitaciones a la autora. Recuerdo que en nuestra época de estudiantes me hablaste de este tema, pero no lo tenía tan presente. Me gustó la mención del libro de Eckermann sobre sus conversaciones con Goethe que, si la memoria no me engaña, es el que Nietzche tanto ponderó. Me hubiera gustado que abundaras un poco más en Wieland. Saludos cordiales para todos y felicito al Sitio por su nivel.

  20. Fernando de Oliveira Cesar

    Aunque ya había leído este ensayo de Claudia, me volvió a gustar. Varias veces leyendo sus escritos le señalé que tiende a una excesiva brevedad, pero ahora veo que es parte del encanto y constituye una invitación a seguir investigando sobre cada tema propuesto. Agradezco al Dr. Federico Polak que haya prestado atención a mi propuesta y felicito nuevamente a la autora.

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