Diciembre*

Diciembre de 1983. El país disfruta la alborada democrática. Cree en el comienzo de un lento pero inexorable camino hacia el progreso. Desea un retorno –que esta vez incluya a todos- a la Argentina instruida de principios del siglo XX, la de los augurios de grandeza, exportadora de sus productos al Atlántico Norte; a la Argentina que disfrutó –entre 1913 y 1929- de la mayor bonanza de su historia, la que triplicó el valor del comercio exterior, tuvo el más alto nivel de confort material de América Latina, duplicó el tendido de cables telegráficos, construyó rutas y ferrocarriles, y sostuvo el más alto poder adquisitivo per cápita de la región, dos veces superior al de Cuba, que la seguía en prosperidad. La que adquiría por cabeza, en tiempos de paz, más artículos importados que los habitantes de los Estados Unidos. Una Argentina condensada en la célebre breve síntesis de Juan Balestra “Nadie, ni remotamente, había anticipado la grandeza del pueblo argentino (que)… ha generado energía suficiente como para iluminar un siglo entero”[1]. Un paisaje prometedor, sostenido por su sistema institucional que desde 1912 había incorporado el sufragio universal, secreto y obligatorio. En resumen, aquello que comenzó a perderse a partir del 6 de septiembre de 1930, el huevo de la serpiente de la decadencia nacional. Ese país de la alborada democrática sabe que diciembre de 1983 es la consecuencia del diciembre anterior, el de 1982, cuando la política ganó la calle y se instaló allí, convencida de que esta vez la democracia venía para quedarse, y que el grito frustrado de 1973 (“se van, se van, y nunca volverán”) finalmente se hará realidad.

Hace treinta años en aquel diciembre, Argentina daba comienzo a la transición a la democracia, exhibiendo un fuerte liderazgo internacional que extendería a los procesos de transición de otros países de América del Sur. Vivía, sin embargo, una paradoja: su transición interna era “altamente incondicionada”[2], porque las FFAA, después de Malvinas, carecían de aptitud, e incluso hasta de vocación en su desorganizada retirada, para imponer condiciones; pero a la par se encontraba fuertemente condicionada por la magnitud de los problemas a resolver: el reproche judicial a las fuerzas antidemocráticas de la dictadura más cruel de que tuviera memoria, incluyendo a los responsables de la violencia política de los 70`, una situación económica de default técnico, con alta inflación endémica, la pobreza acumulada que afloraba tras ser disimulada en los años de autoritarismo, el aparato productivo destruido, la ruptura de la cadena de pagos, eran obstáculos que se oponían a la  construcción de un sistema republicano robusto y perdurable.

El gobierno elegido en 1983 pertenecía a un único signo político. No fue el resultado electoral posterior a la celebración de pactos políticos entre fuerzas diversas, no ya de una negociación con el poder saliente, sino que fue el triunfo de una alianza implícita compuesta por electores que pensaban de maneras diversas, y tenían expectativas muy diferentes al haberlo elegido. Existía la convicción que el funcionamiento institucional en esas condiciones, tarde o temprano terminaría resquebrajándose, en la medida que no se cumpliesen esas diversas expectativas. Por el contrario (otra paradoja), en las transiciones sucedidas en Brasil, Chile, Uruguay, por citar tres ejemplos, que se habían originado teniendo como faro el proceso democrático argentino, quienes abandonaron el poder lo hicieron con la fuerza suficiente para pactar o imponer condiciones que limitaron el ejercicio de democracias plenas en un principio, pero terminaron robusteciendo las instituciones como resultado final, porque obligaron a las fuerzas políticas a aglutinarse para el diseño de una estrategia común.

Diciembre de 1983 muestra tanto el festejo popular y la celebración por la instauración de la democracia, como también una suerte de escondrijo donde se refugiaron vastos sectores sociales, quizás el grueso de la sociedad, que atribuyeron las culpas del pasado a un pequeño núcleo de actores civiles y militares, exculpándose a sí mismos de sus simpatías y complicidades con las aberraciones de la dictadura.

La ausencia de un pacto democrático celebrado entre las fuerzas políticas trajo consigo la dificultad del desenvolvimiento institucional, y afectó el proyecto democrático, circunstancia  sabida y asumida desde el origen por el gobierno constitucional. De ahí que en un diciembre posterior, el de 1985, el presidente pretendió revivir la idea del consenso. Hacer lo que no se había hecho antes: la celebración de una serie de pactos que asegurasen la gobernabilidad y marcaran los límites de una estrategia para el desarrollo. Ese, el de 1985, es un diciembre curiosamente olvidado. No tiene la épica del de 1982, ni la aparente fuerza definitiva del de 1983. Es muy poco recordado, se diría ignorado, aun por quienes edificaron el consenso liberal republicano de 1983. En la escasa bibliografía biográfica referida al ex presidente Raúl Alfonsín no es un acontecimiento que se destaque, e incluso hasta no se lo menciona[3] no lo enfatiza como un hecho central de su administración. De todas formas, en un país que no se había abocado a una estrategia de desarrollo desde Arturo Frondizi, (Paz y Legalidad para Todos y el formidable salto hacia delante en lo económico y social), Parque Norte y sus agregados constituyeron un único y solitario diseño con pretensiones de permanencia para enfrentar las naturales tendencias al hegemonismo de los partidos mayoritarios, y a los peligros frecuentes de ingobernabilidad.

Alfonsín aprovechó el mejor período de su gobierno, un momento irrepetible, para proponer los pactos democráticos. El Plan Austral había movilizado a la sociedad en la lucha contra el flagelo recurrente de la inflación, los comercios lucían embanderados y se hacía causa común con el gobierno,  los resultados de las elecciones legislativas de ese año habían significado una segunda derrota del justicialismo en casi todo el territorio nacional, el plebiscito que zanjaba las diferencias limítrofes con Chile delineaban un cuadro favorable para el cambio. El 5 de diciembre de 1985, ante un sorprendido plenario de delegados del Comité Nacional del radicalismo, Alfonsín propuso profundizar el sistema con instrumentos de democracia participativa a través de formas directas de intervención ciudadana, un pacto desde la ética de la solidaridad, enfocando a la sociedad desde el punto de vista de quien está en desventaja en la distribución de talentos y riqueza, y no desde quienes pertenecen a los sectores más favorecidos, y propuso lo que generalmente se conoce como modernización de la economía, pero que en realidad abarca no sólo una dimensión económica, sino también cultural, social e institucional[4]. La propuesta se completaría más adelante con la estrategia de un camino hacia “el Sur, el frío y el mar” y el traslado de la capital.

Recordar en este diciembre ese diciembre, no sólo el de 1983 (que naturalmente debe seguir siendo recordado siempre) ayuda a la discusión de una estrategia para el país, ausente en las dirigencias argentinas. Aunque Parque Norte apenas se haya tratado de una propuesta rechazada por el Peronismo Renovador casi de inmediato, y a pesar de que la incomprensión general, así como las penurias de la década perdida para el continente, hicieran fracasar el proyecto rápidamente, discutido hasta en el seno del propio gobierno que lo proponía. Porque la propuesta de Parque Norte, si bien enunciada desde el punto de vista socialdemócrata, tiene sus necesarias réplicas en el social cristianismo y en el desarrollismo estructural. Pensar a la sociedad desde el punto de vista del más vulnerable o el más débil, bien mirado, es una faceta del denominado desarrollo inclusivo; esto es, un proyecto en el cual los costes y los beneficios del desarrollo se distribuyen equitativamente entre las clases y sectores sociales, según una definición clásica[5].

El desarrollo, la modernidad, el papel del estado, los controles democráticos, la participación ciudadana, un orden democrático bajo el imperio de ley fueron las propuestas adecuadas entonces y lo siguen siendo hoy. Vivimos en un país con problemas que no existían al comienzo de la alborada democrática, y que se afincaron en la bienvenida tardía al continente que significó la demoledora crisis del 2001, que trajo consigo la doble frustración de las expectativas y de la fe en los mecanismos institucionales para satisfacerlas, dando nacimiento a un patrón de frustración y desánimo que pareció superado cuando cambiaron los términos del intercambio, pero que ha vuelto, amenazante, porque trae consigo todas las lacras. Son las lacras del subdesarrollo, el fenómeno que esas propuestas pretendieron superar. “Las viejas formas políticas – violencia, militarismo, dictadura, demagogia, opresión – que acompañan el atraso económico y social de gran número de naciones, son el reflejo y la consecuencia del subdesarrollo. Sobre un fondo económico-social de altas tensiones, producto del bajo ingreso por habitante, es utópico pedir que la democracia funcione cabalmente y sin quebrantos”[6].


[1] Polak, Federico G. (2005) Un viejo diccionario español. La Tontería del Desarrollo Argentino. Corregidor, Buenos Aires, p. 37.

[2] Novaro, Marcos y Palermo Vicente (2004) Las ideas de la época entre la invención de una tradición y el eterno retorno de la crisis, en La historia reciente. Argentina en Democracia. Edhasa, Buenos Aire, p. 16.

[3] Cfr. Muiño Oscar(2013) Alfonsín. Mitos y verdades del padre de la democracia. Aguilar, Buenos Aires; o Duhalde Eduardo (2013) Don Raúl. Recordando a un demócrata. Planeta Buenos Aires. El propio Raúl Alfonsín (2004) Memoria Política. Transición a la democracia y derechos humanos. Fondo de Cultura Económica de la Argentina, Buenos Aires.

[4] Emilio de Ipola. Veinte años después (Parque Norte; razones del fracaso de un intento inédito de enfrentar la crisis argentina. Gerardo Aboy Carlés. Parque Norte o la doble ruptura alfonsinista. Democracia, ética de la solidaridad, modernización (debate acerca del papel del estado) en La historia reciente, ob. Cit. Novaro y Palermo compiladores, p. 35 y 51).

[5] Marifelí Pérez,  Stable (1993) La revolución Cubana, Orígenes, desarrollo y legado. Editorial Colibrí, Madrid.

[6] Frigerio, Rogelio (1963) Crecimiento Económico y Democracia,  Paidós, Buenos Aires, pág. 145.

* Editorial del número de diciembre de 2013 de la revista Conceptos (Universidad del Museo Social Argentino)

13 pensamientos en “Diciembre*

  1. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Estoy de acuerdo contigo, Roberto, en tu juicio sobre la opinión de Uge. Coincido también con tu apunte acerca de los foros de comentarios de lectores, que por lo general son un estercolero donde se depositan odios, prejuicios y frustraciones. En este blog, sin embargo, el nivel promedio de quienes opinan es excelente, salvo algunos casos aislados que se dieron en estos tres años de vida.

  2. roberto keuro

    Comparto la opinión de Uge. Al respecto confieso que dejé de leer comentarios de lectores en los diversos medios, ya que la catarata de insultos que genera el anónimo me hace mal, lo asimilo a la cobardía.

    Es muy difícil encontrar datos duros y precisos que respalden opiniones. Estimo que al final del camino es lo que vale.

    Lamentablemente es común escuchar/leer/ver opiniones emitidas sin ton ni son que pretenden ser «la presisa».
    Buen año para todos.

  3. Uge

    Tato, acepto su visión de las mujeres, supongo será porque las mujeres que lo rodean le harán berrinches… pero el espectro es más amplio, hay de todo.
    Lamento la intolerancia que existe por tener distintos puntos de vista y como resultado se llega a la falta de respeto.
    Sin tolerancia se produce un estancamiento del pensamiento, se castran las potencialidades de creatividad de los individuos, y en definitiva no hay progreso.
    Buen 2014.

  4. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Roberto Keuro enriquece el blog con su comentario. Los administradores le quedamos agradecidos. Apenas agrego dos apostillas: a) aquella delantera de Racing integrada por Corbatta, Maschio, Angelillo, Adalberto Rodríguez y Cigna dio origen a un cántico ingenuo, muy de época, que coreaba la hinchada: «vea, vea, vea, que cosa más fulera, que a Racing no lo paran ni los tanques de Corea». No era Rodríguez a secas, siempre iba el Adalberto. Las trayectorias de Corbatta, Maschio y Angelillo serían célebres más tarde, pero en aquel equipo estaban bajo el liderazgo del Adalberto. b) Respecto al ministerio de Adalbert Krieger Vassena, la abrupta ruptura de la paridad de cambio hacia una muy elevada, trajo consigo un proceso de desnacionalización de la economía hasta entonces desconocido en la Argentina. Se vendió de todo -desde bancos a cigarrillos-, al capital extranjero, que compró los paquetes accionarios de las compañías luego de que quedaran muy depreciados por la devaluación.

  5. roberto keuro

    Adalberto no es un nombre muy común, reconozcamos que en este trabajo del Dr. Polak está haciendo su ruido. En lo que a mi respecta y si bien puede inferirse que lo que sigue no es pertinente, estimo que aquello de que «todo tiene que ver con todo» es aplicable. Y ahí voy:

    Por mis inclinaciones histórico/futbolísticas, me recuerda a Adalberto Rodriguez, delantero del Racing Club de mediados de los ’50. Había logrado cierta fama a partir de sus ataques vía diagonal, generalmente de izquierda a derecha. Por entonces asomaban Corbatta y Maschio, más el aporte de Antonio Angelillo previo su pase a Boca en el ’56 y un «6» exquisito -Sivo- . ¿Porqué esta introducción?, pues ocurre que un 13 de noviembre del ’55 jugaron en el Gasómetro San Lorenzo y Rácing, Adalberto marcó el único gol.
    A mi regreso a casa le cuento a mi Viejo (racinguista) pero él me tenía otra novedad: cambio de Presidente de la Nación, sacaban a Eduardo Lonardi (aquél de «ni vencedores ni vencidos») y entraba Pedro E. Aramburu, y me deslizó que pensaba que se venía una época en la que habría muchos vencidos, pura intuición… no se equivocó.

    El otro que acudió a mi memoria fue Krieger Vasena, en realidad Adalbert, bueno, una letra no cambia el fondo. Fue Ministro de Economía con Aramburu hasta la llegada de Frondizi con Del Carril. En ese período la gestión de Krieger estuvo marcada por la ortodoxia, con resultados tirando a mediocres.

    Ya con Onganía en el poder, luego de una breve y desastrosa gestión de Salimei en la que se hicieron cosas a lo bestia (cierre de 11 ingenios azucareros en Tucumán), reaparece Adalbert. Y es otra cosa, era ortodoxo pero no imbécil (había leído más de un libro…), devalúa, dólar de 250 a 350 (+ -), se queda con la diferencia vía impuesto extraordinario y da comienzo a un plan que, si se analiza finamente, es un plan de neta inspiración keynesiana. Grande Krieger!, en la práctica retenciones por el 100%!!!, qué diría la Sociedad Rural?

    Se preguntarán porqué estas referencias? Quizá vericuetos de la memoria que llevan a otras coincidencias. Pero volviendo a nuestro Adalberto y sus referencias a «esa Nadra», las confusiones de género, seamos contemplativos, sin agresiones. Quizá se confundió con NARDA, se acuerdan?, la novia de Mandrake, que también tenía un ayudante (Lothar o Lotario), al que el Negro Cele le hacía pagar todo (… en la cuenta de l’otario que tenés, se la cargás…).
    Lo cierto es que el tema tiene mucha entretela para cortar. Las opiniones sobre lo que «hay que hacer …» del estilo de la propuesta de don Adalbert suelen escucharse orbi et urbi, luego de copiosos morfis regados con tetra brik o con luigi bosca, para el caso es indistinto…

    Además la historia tiene ejemplos concretos, me viene a la memoria aquél de la Cruzada contra los cátaros, sitio de Beziers 1209, se planteó la duda sobre qué hacer con los 20.000 prisioneros, habitantes de la ciudad, ante la dificultad práctica de conocer sus filiaciones confesionales, el Jefe de los cruzados, Amalric, ordenó: «mátenlos a todos, Dios elegirá a los suyos». No es conmovedora la instrucción?

  6. Danilo Casas

    Coincido: de Frondizi a Alfonsín no hubo nada. Y de Alfonsín para acá tampoco; los dos presidentes del comité nacional de la UCR, un pasado de gloria. Si miramos al presidente del Comite de hoy, el presente es peor que mediocre

  7. Federico G. Polak Autor de la entrada

    Compórtese Tato, no sea que lo sancione otra vez. Adalberto Guajero es el fiel ejemplo de la vigencia del precepto clásico que enseña que la democracia es el más débil de los sistemas políticos porque cobija dentro de sí a todos, incluso a aquellos que la suprimirían si pudiesen hacerlo. Guajero, como visitante registrado parece haber elegido nuestro blog para anunciar catástrofes y vaticinar el regreso de la hora de la espada, como lo hiciera en los años 30`Leopoldo Lugones. Sin embargo, la mención a Milani no es antigua, ni ingenua. Prosiga en el uso de la libertad de expresión, Guajero, si le place, pero no ofenda, por favor, ni trate al Dr. Rodolfo Nadra de mujer (no es ese un insulto, por cierto, pero le aclaramos que es un hombre de verdad)

  8. Tato Damario

    Es muy desagradable el debate entre el facho ese y la Nadra o el Nadra, que parece ser una mujer por los berrinches. Que cada uno diga lo que le parece sin insultar, a mi me sancionaron una vez por pelearme con Chaneton y estuvo bien, hay gente sin luz ni agua, parenla con las peleas. Tambien al tordo se le ocurren disquisiciones politicas justo ahora, mejor sera que escriba cuentos que son de morirse de risa, finishela con la politica que no sirve para nada, y los militares tampoco sirven Paz y felicidad para todo el sitio

  9. Rodolfo Nadra

    ¡Bingo! No sólo energúmeno y cómplice de asesinos y saqueadores. Ahora agrega una subyacente concupiscencia homofóbica. Un verdadero crisol de psicopatías el fulano. Ojalá el moderador de este digno y saludable espacio de expresión y debate democráticos, lo alijere de este merodeador impertinente. Para mi es suficiente, además de inútil. Stop.

  10. Adalberto Guajero

    ¿Quién será esa tal Nadra, una política escondida en la carroña de su avatar, ella sabe que siempre estuvimos mejor sin los políticos. Uriburu, Justo, Farrell-Perón, Lonardi, Aramburu, Onganía, y todos los demás con la RA y el PRN gobernaron mejor que radicales y peronistas, que vinieron para llevarsela toda, con los K repartiéndose las sobras, suerte que esto se acaba de una vez, hay que poner orden para el progreso, hasta Milani sería mejor que cualquier politiquero. La gente se está cansando, sin luz, sin agua, sin pan, sin trabajo como resultados de 30 años de democracia, hasta Polak, que no es ningún tonto se da cuenta, lo deja para el final, la frase final de Frigerio la puso para eso

  11. Rodolfo Nadra

    ¿Existe realmente este energúmeno Guajero? ¿O acaso es una triquiñuela del autor para apurar la polémica con un exabrupto desde el extremo opuesto? Ojalá fuera así, pero no es el estilo del Dr. Polak. De modo que es una expresión más, lapidaria, de las “lacras del subdesarrollo” de las que habla el artículo, como amenaza omnipresente para una democracia ya no tan joven, cuya clase polìtica no ha sabido y no sabe (este diciembre del 2013 es prueba del aserto de la frase) protagonizar “la discusión de una estrategia para el país, ausente en las dirigencias argentinas”. Es, todavía, la GRAN DEUDA con un pueblo que no siempre ha sabido –de hecho lo insinúa Polak—votar. Se puede estar de acuerdo en todo, o en parte (es mi caso), con el enfoque del autor, pero es inevitable coincidir con la advertencia que subyace y confirma en forma casi pornográfica, en la primera réplica, un tal Adalberto. Como que con prosa canalla de un canalla llama otra vez a la “hora de la espada” con insultos ridículos hacia el ex presidente Alfonsín, “exculpándose a sí mismo de sus simpatías y complicidades con las aberraciones de la dictadura”, como ya premonitoriamente le responde en su texto el Dr. Polak.
    Rodolfo Nadra

  12. Adalberto Guajero

    Son puras reflexiones científicas, Alfonsín en realidad no creía en nada más que en quedarse con todo y empobreció al pueblo. Puro plan alimentario, perseguir a las FFAA y demagogia. La Argentina solo se levantará de su agonía cuando llegue otra vez la hora de la espada, con un gobierno que ponga orden y ponga presos a todos los peronistas, socialistas, radicales, punguistas etc

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