El Tonto y los Sabios

Julia*

«During our short journey through Planet Earth,occasionally we have the great privilege of getting to know an exceptional individual, such as Julia.We should be greatly appreciative of such a privilege»(Magdi Yacoub)

* Mi hermana Julia se fue a las 7.05 a.m. del 11 de agosto. Estaba sumida en un profundo sueño desde hacía tres días, pero aun era ella. Apenas su vida se esfumó, dejó de serlo, al abandonar el cuerpo su característica luminosidad. Como es obvio, en ese momento recordé a André Maurois («El pesador de almas»), y también a Poldy Birds («Ella no era mamá»). Incapaz de expresar con palabras propias lo que siento, subo al blog una nota de La Nación de 2003 escrita por Adrián Sack que describe su persona muy apropiadamente. Leyéndola es como si uno pudiera verla. Ese mismo año, en otra nota del mismo diario, cuando se suponía que Julia lograría el lauro mayor que no llegó, dijo «Si antes no me imaginaba recibiendo la Orden Real del Imperio Británico, voy a seguir la misma receta: no voy a imaginarme lo del Nobel. En una de ésas, tal vez así se me dé…»
Esa era Julia, definida por el extraordinario cirujano que en 1995 trasplantó su corazón y pulmones, con la frase que pongo como epígrafe.

LONDRES.- Cuando la joven doctora Julia Polak llegó en 1967 a Gran Bretaña, desde la Argentina, junto con su marido y colega Daniel Catovsky, nunca hubiera imaginado que la entonces espigada y enérgica reina Isabel II la nombraría, un día, Dama del Imperio Británico, por los servicios prestados al desarrollo de la medicina en este país.
Treinta y seis años después, tras haber liderado el desarrollo de una técnica revolucionaria de regeneración de tejidos que en el futuro podría hacer pasar a la historia los trasplantes de órganos, la célebre investigadora del Imperial College londinense se sigue sorprendiendo con esa «loca» idea, aun cuando el 14 de junio último se transformó en realidad.
«Me enteré de un modo muy accidental, dado que la Corona había enviado la carta con la designación a una dirección incorrecta y, como yo no la respondí, me llamaron por teléfono. Cuando me lo dijeron, no les creí y corté la comunicación porque pensé que se trataba de una broma. Pero cuando me volvieron a llamar, otra vez no lo podía creer, y hasta pensé que me querían pedir dinero», confiesa, entre risas, mientras se prepara para la ceremonia de condecoración, que se realizará en noviembre.
Polak, graduada en la Universidad de Buenos Aires, comenta en una entrevista con La Nacion que se siente «mucho más que contenta» por recibir este título. «En casa ya terminamos el champagne de tanto festejar, así que vamos a tener que comprar más», bromea la prestigiosa académica, en su elegante oficina del moderno Hospital de Chelsea.
Sin embargo, el contagioso buen humor que luce en el rostro y en las palabras tiene sus raíces hundidas en la amarga experiencia de los primeros años de la década del noventa, cuando un severo cuadro de hipertensión pulmonar -la misma enfermedad que había estado investigando- la obligó a someterse a un doble trasplante de corazón y pulmones para salvar su vida.
Pero ella no se conformaría sólo con haber sobrevivido a una operación tan comprometida. Como buena docente, se tomó muy en serio aquello de que «para poder enseñar lo mejor es saber aprender» y, ya de vuelta en el laboratorio, comenzó a analizar en profundidad sus antiguos pulmones, que habían sido trasplantados de su cuerpo a un frío frasco de vidrio.
Sin inmutarse ante la extraña y privilegiada sensación de poder estudiar sus propios órganos vitales extirpados, Julia Polak dirigió desde entonces su carrera y su vida en pos de un objetivo altruista: lograr que en el futuro nadie deba sufrir la «pesadilla» que había padecido.
Alentada por el deseo de superar la técnica del trasplante de órganos y las angustiosas esperas producidas por la frecuente falta de donantes, la médica argentina comenzó a buscar la cura de los órganos enfermos de los pacientes dentro de sus propios cuerpos.
Así, junto con su colega Larry Hench fundó, en 1999, el Centro de Ingeniería de Tejidos y Medicina Regenerativa, donde al frente de su equipo de investigadores logró importantes avances en el reemplazo de células enfermas por células sanas extraídas de un mismo cuerpo afectado.
La medicina regenerativa o ingeniería de tejidos es una disciplina que procura reemplazar las células de los órganos afectados por células nuevas. Estas células sanas, que son extraídas del mismo cuerpo del paciente afectado, son cultivadas y vigiladas en laboratorio hasta que, a través de la estimulación, consigan imitar las estructuras complejas y el comportamiento fisiológico de los tejidos naturales.
Los nuevos tejidos «de repuesto» pueden ser suministrados tanto a través de una inyección como a través del implante parcial o total de un órgano «curado». El centro dirigido por Julia Polak ha empleado esta técnica exitosamente en ratones con problemas pulmonares y podría ser aplicado en humanos dentro de cinco años, de acuerdo con los plazos legales vigentes en el Reino Unido.
Hoy, a los 63 años, la investigadora no sólo dirige también una fundación que lleva su nombre, sino que además se ha dado el gusto de leer su propia vida en la novela «Terapia intensiva», de la escritora Rosemary Friedman. Pero el interés que su historia ha despertado entre los británicos no termina allí: la novela también tendrá su versión teatral y será representada por primera vez en enero de 2004 en una sala del centro de Londres.
Feliz por poder recoger en vida algunos de los frutos de sus investigaciones, que ella siempre se esfuerza en aclarar que son «a largo plazo», Julia Polak reconoce tener aún una deuda por saldar. «Quiero de una buena vez dejar de ser conocida como la hermana de (el abogado) Federico Polak y que en cambio él comience a ser llamado el hermano de Julia», afirma, una vez más, con lo que mejor sabe trasplantar: su sonrisa. .
TRASCENDENCIA
• «Polak es una de esas personas que trascienden en varios aspectos -dijo el doctor Pablo Argibay, investigador del Hospital Italiano-. Dedica su vida al apoyo de la investigación en ingeniería de tejidos, es líder en una de las más prestigiosas instituciones científicas inglesas y además ella misma es la receptora de un trasplante cardiopulmonar desde hace 7 años, lo que la hace una de las receptoras vivas más antiguas de este tipo de trasplante.»

39 comentarios en «Julia*»

  1. nélida

    Federico, no conocía de la existencia de Julia, al enterarme de su partida y de su noble tarea profesional en su comentario tan amoroso,enmudecí quizá porque en esos días había también partido un amigo y no entendía la vida. Pero no puedo dejar pasar más el tiempo y mantener el mutismo sin expresarle mis condolencias; por ello le envío un fuerte abrazo en tan triste momento y comparto el siguiente pensamiento: la lejanía física de los seres que amamos, no debe ser más importante que el recuerdo vívido de aquellos que llevamos en nuestra alma.

  2. Euskal du Nak

    Federico Gabriel.
    Releamos a André Maurois, que escribió en El pesador de almas: «Busco cierta forma de energía que, ligada a la materia, le comunica tal vez esa propiedad todavía inexplicada: la vida».
    Los que se van, pero han estado unidos a nosotros, a través de esa forma de energía inexplicada, siguen junto a nuestro corazón. Lamento la partida física de Julia y te acompaño en el dolor, pero disfrutando el homenaje que que le has hecho, tan bien escrito como siempre.-

    Atentamente
    Euskal du Nak

    P.S.: Ser hermana del abogado Polak… Pobre chica.-
    EdN

  3. Federico G. Polak Autor

    Agradecidos a los casarenses, representados con sus palabras por Nelson Roberto Bessone. Moctezuma, con sus calles de tierra, alumbró los primeros bailes de Típica y Jazz a los que iba Julia en el Club Social y en el Club Independiente

  4. Nelson Roberto Bessone

    Desde Moctezuma,el rincón rural de su familia, hacemos llegar a usted las expresiones de aprecio y respeto hacia quien desde el otro lado del océano, nos permitiera enorgullecernos que una descendiente de colonos de la Jewish, que alguna vez caminara por las polvorientas calles de este humilde pueblo, haya trascendido universalmente.
    Sin dudas su recuerdo seguirá perenne el la memoria de los moctezumenses.

  5. Hugo Varsky

    Querido Federico, conmovido quiero acercarte mi profundo afecto. Intuyo que el orgullo es capaz de vencer al dolor. Y eso es posible cuando la vida fue tan intensa que podría ser eterna. O lo es.
    Fuerte abrazo al amigo.
    Hugo

  6. Simon Gozar

    Mi querido amigo Fede. Sé el profundo cariño que sentías por tu hermana y el de ella por vos. Sé que nada que te diga en este momento puede atenuar el dolor de su pérdida pero solo quiero desearte que encuentres el consuelo necesario en tan penoso momento al saber que un ángel llamada Julia simplemente regresó al lugar al que siempre perteneció.

  7. Carlos Anibal Rodriguez

    Recién tomo conocimiento de las dos cosas al mimo tiempo: lo fantástico de la tarea de Julia y la pésima noticia de su muerte. A su familia mi compañía en su dolor que nunca acabará con una sonrisa al evocarla.

  8. Héctor

    Dr. Polak, a pesar de no haber sabido de una historia tan bonita, y llena de luz, sentimos profundamente lo sucedido.
    Se que para Ud. y por su relato, siempre va a ser Federico, el hermano de Julia.
    Fátima Cavalieri y Héctor Rossi

  9. Carlos Corach

    Muy agradecido por este mensaje que reafirma nuestra fe en nuestros semejantes. Un fuerte abrazo. Carlos Corach

  10. Juan Carlos Cerutti

    Estimado Federico, lamento muchïsimo la pérdida de tu hermana. Te mando un gran abrazo para vos y tu familia. Tanto tu padre como vos han sido, en los momentos en que me tocó conocerlos, personas que han dejado una marca como profesionales y buenas personas que siempre se los agradeceré.

  11. Ernesto A. Panelli

    Federico, cuanta paz que me trasmite la vida de Julia, no tuve la dicha de conocerla ni de saber de su existencia, pero que alegría y que paz que se siente al conocer algo de su vida y su obra, siento que la he conocido desde siempre.
    Federico, amigo, Dios ya la tiene en su gloria! Que dificil es no alegrarse en este momento tan duro y dificil. Dios quiera que sepamos seguir sus pasos.
    Te mando un fuerte abrazo.
    Ernesto.

  12. Imerio

    Estimado Federico.Sabía del precario estado de salud de tu querida y luchadora hermana momentos antes de tu viaje. Lamento su ausencia y tu pesar. Con diferente intensidad siempre duele el dolor de un amigo.

  13. Carlos Piedra Buena

    Querido Federico, lamentó mucho anoticiame de la muerte de tu hermana, entiendo que más allá del dolor de tal pérdida, el sano orgullo de hermano que has puesto de manifiesto en esta nota; compartiendo con nosotros estos logros no muy conocidos, aprecio, de la que ha sido una destacada científica argentina. Una mujer que pasó por la vida dejando poso. Dios la tenga en su Gloria. Un fuerte abrazo

  14. Alberto Frola

    Hola Federico, lo siento mucho. Me impresiona no haber sabido de la existencia de tu hermana, investigadora de raza como tantos otros de los nuestros que son reconocidos en el extranjero y carecen de conocimiento dentro. Te mando un fuerte abrazo.
    Alberto

  15. Rodolfo Nadra

    Podría darte sólo el pésame, pero de verdad lo lamento Federico. ¡Qué ironía! No sabía de su existencia hasta hace unos minutos y ya me sobrecoge su muerte. Y no por ser “la hermana del Dr. Polak” sino por tan bella, apasionante y apasionada vida. Así de estrecho es el mundo de cada cual, como infinito es el universo de los afectos y vivencias que coexisten sin siquiera tocarse. No me había puesto nunca a pensar en cómo será recordar a alguien que transitó mi tiempo y jamás conocí. Envidio sanamente el orgullo que colma tu vacío, querido amigo, y me inclino ante la memoria de Julia, sin duda un ser extraordinario.

  16. Nela Barreiro

    Cada tanto la vida nos pone frente a personas que nos hacen sentir que después de haberlo transitado, el mundo deshumanizado que habitamos es un poquito mejor. Sé que puede sonar absurdo y sin embargo estoy segura que la misión cumplida de Julia nos deja un surco de nobleza y sabiduría que alguien seguramente sabrá transitar. A los que tuvieron el privilegio de «tenerla» la sana envidia de haberla disfrutado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*