Ideal reaccionario

Terminó la “intrusión Trump” en la política electoral de Estados Unidos con todas sus aseveraciones disruptivas y promesas galvanizadoras. Ese fenómeno culminó con un éxito resonante que merece un análisis más pormenorizado: él será el nuevo Presidente en un país atravesado por hondas fisuras sociales, económicas, culturales y políticas. De ahora en más comienza la “tentativa Trump”; es decir, el despliegue eficaz y la concreción específica de sus anuncios e iniciativas. En esa dirección, es importante destacar que su proyecto no es conservador–propiciar cambios muy incrementales en el marco de la afirmación de un orden establecido y con una mirada cautelosa de la razón humana y el futuro. Su proyecto es reaccionario–regenerar una suerte de arcadia regresiva o edad de oro en que el país gozaba de un esplendor material, la sociedad era bastante armónica y la nación resultaba más soberana. habrá que ver si la “tentativa Trump” puede hacerse efectiva en el marco interno y el contexto externo. Algunos pre-anuncian que sus dichos de campaña y sus proclamas provocadoras eran apenas funcionales para su triunfo electoral y que una vez llegado a la Casa Blanca él se auto-moderará, el sistema de pesos y contra-pesos institucionales reducirá su vehemencia y la realidad internacional le colocará límites a su ambición de transformación radical. Me inclino por ser más realistas y asumir que buscará, por todos los medios a su disposición, tanto en el campo doméstico como el mundial, para avanzar su ideal reaccionario; un ideal que apela a los miedos, ansiedades y resentimientos extendidos en una parte muy amplia de la sociedad estadounidense.

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